domingo, 21 de octubre de 2012

Rural y urbana

(Fuente: www.elnuevodia.com)

España

/ Por Rafael Vega Curry

El paisaje se transforma dramáticamente a medida que se avanza de sur a norte. Las llanuras sembradas de cereales, que por momentos parecen ser infinitas, dan paso a centenares de hayas, castaños, robles y fresnos que forman millas de bosques en las laderas de los montes que flanquean la carretera. La exuberancia sustituye a la planicie.

Dos cosas, sin embargo, no cambian a lo largo del trayecto, independientemente de dónde se detenga el viajero: la sencilla elegancia de la gastronomía de la región y la calidez de sus habitantes, que hace sentir al recién llegado como si fuese un miembro más de la familia que retorna al seno del hogar.

Vamos en autobús por la ruta de la Vía de la Plata, en la zona más occidental de España, cercana a Portugal. Es un camino con miles de años a cuestas, cuyos orígenes se remontan a senderos prehistóricos y a una calzada romana que sobre ellos se estableció, extendiéndose desde Mérida, capital de la antigua Lusitania (actual provincia de Badajoz) hasta los campamentos de Astorga y León, al norte. Hoy solo quedan restos de la calzada, pero las miles de millas de extensión que marcaba siguen vertebrando un importante itinerario comercial, cultural y turístico que conecta Andalucía, Extremadura, Castilla-León y el Principado de Asturias. Un itinerario que, por cierto, no tiene nada que ver con el brillante metal que le da su nombre; los historiadores coinciden en que se deriva de “BaLaTa”, un vocablo árabe que podría traducirse como “camino enlosado”.

Emprender el recorrido de la porción superior de esta histórica vía -desde Zamora hasta Gijón, pasando por La Bañeza, León, La Pola de Gordón, Geras, Gijón, Bueño y Aller- es descubrir una España distinta. Una España definida por sus campos, sus pueblos pequeños de corazón inmenso, sus variadísimos paisajes, sus vinos con carácter y sus platos apegados al terruño. Diferente y, a la vez, cercana, por las tradiciones culturales que unen a peninsulares y puertorriqueños.

Hay mucho por descubrir en este viaje desde las llanuras castellanas hasta la montaña asturiana, remontando la Cordillera Cantábrica. Paisajes que se van, a medida que el autobús sigue su camino, pero que se quedan arraigados en el espíritu.


www.museoalhajas.es

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